jueves, 17 de mayo de 2012

16. 16-05-12


Una araña bajo la alfombrilla del retrete
Llega solo ahí mediante un proceso físico e ignominioso
Cuyo desencadenante es, sin más, el puro horror,
Y durante el cual mis movimientos son los de un autómata
Impulsado por un cómico mecanismo de relojería.

Ese soy yo.

El cuerpo de la araña yace, en cambio, destripado bajo la alfombrilla.

La moraleja de esta historia, si la hay, es una paradoja:
Dios no puede estar de ambos lados.

La realidad, muy otra:
Que ni antes del silencio ni después hay donde volver.

Pero eso, tú y yo, solo lo sabemos ahora,
de la forma menos trágica y hermosa. 

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