y nunca quemar las naves porque para qué
(escolio)
de qué país de la infancia se venir a ordenarte inmundación sin tregua con el desorden del viejo desconcierto del amor armado para la guerra si a la guerra los niños solo saben jugar con parodia de mimo pero sin rabia
y aun si la ceniza de sus pecios profetizase algo más que silencio, y silencio tras silencio, el ciego instinto de no reblar cuando lo más se ha perdido pero queda tiempo y el olvido que nos tienta a ser lo que no
y aun si la ceniza de sus pecios profetizase algo más que silencio, y silencio tras silencio, el ciego instinto de no reblar cuando lo más se ha perdido pero queda tiempo y el olvido que nos tienta a ser lo que no
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