Cisne rabioso que quiebras el mundo
al arduo temblor de su ciega alba
y en el cielo herida haces con alas
que desafían del sol forzar su curso,
la guerra traes al corazón confuso
que insomne y sin rival merodeaba,
a tu paso se tuercen las miradas
y, altanero, en su yermo abres surco.
Vida preñada de puérpera muerte,
forma o numen que en éxtasis rabias,
ávida ave de insatisfechas sedes,
si tu vuelo el día y la noche amparan
solo a su geometría el sentido deben,
razón de amor que lo real instaura.